CRISTOBAL COLON

 

No se sabe con certeza dónde nació Cristóbal Colón, aunque se cree que en Génova, Italia. Sin embargo, hay versiones que dicen que era francés, catalán y hasta griego. Lo que sí se sabe es que nació a finales de 1451, hijo de un comerciante de sedas y tejedor. Desde muy joven, Colón se interesó en la navegación, empezó a trabajar como grumete de barco, conoció los mapas que circulaban en su época, y leyó la historia de los viajes de Marco Polo a Oriente.

Cristóbal Colón

En 1477 vivía en Lisboa, Portugal, donde se casó y nació su hijo, Diego. Desde entonces y hasta 1482 realizó viajes comerciales a Inglaterra, Islandia y Guinea. En 1484 concibió la "Empresa de las indias", es decir, su idea de llegar a las Indias Orientales atravesando el Atlántico. Entonces, intentó convencer al rey Juan de Portugal para que apoyara su plan pero fue rechazado. En busca de quien le financiara su proyecto, y recién fallecida su esposa, se dirigió a España en 1845. Colón llegó al convento de la Rábida y allí propuso su proyecto de viajar a las Indias Orientales. Uno de los monjes se interesó y consiguió que Colón hiciera su propuesta a los reyes católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. En 1486, una junta de expertos de la corte rechazó su proyecto.

Reyes Católicos

En 1488 se volvió a casar y tuvo a su segundo hijo, Fernando. Colón siguió insistiendo en su proyecto de navegación para llegar a Asia y finalmente logró convencer a los reyes que lo apoyaran. El 17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe que dieron a Cristóbal Colón el título de almirante de la expedición, virrey de las tierras que conquistara y el beneficio del 10% de las riquezas que pudiera traer a España.

Colón del Puerto de PalosReunida una tripulación de unos 100 hombres, Colón zarpó del puerto de Palos, en la costa de Andalucía, el 3 de agosto de 1492. A este primer viaje, que fue muy exitoso, siguieron otros tres que corrieron con menor suerte. Después del último viaje, Colón perdió su prestigio y cuando murió su protectora, la reina Isabel, fue totalmente marginado por el rey Fernando. Colón murió olvidado, triste y enfermo, en un humilde albergue en Valladolid, el 21 de mayo de 1506, al lado de sus dos hijos y de dos fieles marinos.

Colón murió convencido de que había llegado al continente asiático y nunca se imaginó que en realidad se había topado con un nuevo continente. En 1544, sus cenizas fueron trasladadas a Santo Domingo y desde 1796 reposan en la catedral de La Habana, en Cuba, aunque la catedral Sevilla disputa también el honor de contar con los restos del Almirante.

Lecho de muerte

 

CRONOLOGÍA
AÑO ACONTECIMIENTO
1451 Fecha probable del nacimiento de CRISTÓBAL COLÓN en Génova
1476 El barco en el que viaja de marinero naufraga frente a las costas de Portugal y Colón es llevado a Lisboa.
1478 Se casa con Felipa Moniz de Perestrello. Se introduce en la corte portuguesa.
1484 Ofrece su proyecto descubridor al rey de Portugal, Juan II.
1485 Se traslada a España. Llega hasta el monasterio de La Rábida. Fallece su esposa.
1486 Primera entrevista con los Reyes Católicos.
1492 Capitulaciones de Santa Fe. Primer viaje y descubrimiento de América.
1493 Regreso a la Península. Entrevista en Barcelona con lo reyes. Inicia el segundo viaje.
1494 Exploración de Cuba y La Española.
1496 Regreso del segundo viaje.
1499 Nombramiento de Francisco de Bobadilla para sustituirle en el gobierno de las Indias.
1502 Inicio del cuarto viaje. Descubrimiento del itsmo centroamericano.
1504 Regreso definitivo a España. Intento de que los reyes le restituya en sus cargos.
1506 Redacta su testamento y muere el 20 de mayo.

 

INTERÉS CIENTÍFICO DE COLÓN

 

Se centra básicamente en dos problemas, la naturaleza de los conocimientos geográficos que le llevaron a concluir que era posible un camino occidental hacia las Indias, y sus contribuciones a la navegación.La decisión de Colón de buscar dicho camino se basaba en una estimación realmente infravalorada de la distancia de océano que se debía atravesar. La principal fuente de información acerca de la pequeñez del mar fue la Imago Mundi, de Pierre d'Ailly, quien afirmó repetidamente que España estaba próxima a la India, separada solamente por un estrecho mar. D'Ailly hizo notar que un pasaje del Libro de Esdras afirmaba que seis partes del globo eran habitables y sólo la séptima estaba cubierta con agua, testimonio que Colón consideró obviamente como significativo.

Colón creyó haber confirmado algunos cálculos medievales del diámetro de la Tierra con sus observaciones.

Colón fue conocido por sus contemporáneos como un gran navegante. No determinaba las latitudes en alta mar, sino que navegaba por estima, esto es, apreciando según su parecer la distancia recorrida en veinticuatro horas y registrando el rumbo según el compás náutico. Utilizó el cuadrante marino y la plomada para observar la altura de la estrella polar, pero tan sólo como una comprobación de la estima. Para registrar la latitud, no hizo uso de fórmulas, sino de una tabla de latitudes correspondientes a los días de solsticio. Se hallaban las horas que duraba el día, tal como se determinaban por la ampolleta y luego se leía la latitud. Colón fue el primero en consignar por escrito la variación de la aguja magnética, aunque los modernos especialistas tienden a concluir que los pilotos portugueses debieron conocer este fenómeno con anterioridad. Por otra parte, logró determinar la longitud mediante la observación de un eclipse de Luna. Sus numerosas observaciones astronómicas le llevaron a la extraña conclusión de que la Tierra no era redonda, sino de forma de pera, con una protuberancia del tipo de un pezón.

Colón fue un agudo observador de las corrientes y vientos oceánicos y, como consecuencia de ello, inauguró las grandes rutas de navegación del Atlántico norte. En su viaje de vuelta, basándose en observaciones previas de marinos portugueses y en las suyas propias extraídas de un viaje a Islandia, navegó con rumbo noreste hasta la latitud de las Azores, antes de encaminarse al Este, porque sabía que allí prevalecían los vientos del Oeste.

Colón tenía un conocimiento de primera mano de la cartografía, el comercio practicado por su hermano Bartolomé en Lisboa; en el diario de su primer viaje afirmaba: "tengo propósito de hazer carta nueva de navegar, en la qual situaré toda la mar y tierras del mar Océano en sus proprios lugares, debaxo su viento". De hecho, en los Pleitos de 1514, un testigo daba cuenta de que todos los exploradores de Tierra Firme después de Colón"yvan por las cartas quel dicho Almirante de aquella navegación avia hecho e hizo, porque de todo lo que descubría solía hazer cartas". Debe observarse que, mientras que las cartas de Colón tenían siempre escalas de distancias, carecían de cuadrículas de latitud y longitud, porque continuaba pensando en términos de "climas" ptolemaicos. Colón, como muchos otros autores de la época de los descubrimientos, hizo frecuentes referencias a Ptolomeo y persistió en el intento de hacer nuevos descubrimientos acordes con el sistema ptolemaico.

 

Negociaciones interminables

Colón se trasladó a España y en 1485 se presentó en el convento franciscano de La Rábida sin una moneda en el bolsillo. quellos monjes que habían tenido la nunciatura de Guinea con Jurisdicción sobre todos los archipiélagos atlánticos, estaban muy vinculados a las islas Canarias y al mundo marinero, de modo que no les fue difícil poner al genovés en contacto con Alonso Pinzón, armador local persona muy estima a en el puerto de Palos y verdadero apasionado por los descubrimientos de tierras nuevas. Pinzón se entusiasmó inmediatamente con el proyecto de Colón y le llevó ante el duque de Medinaceli, quien le dio dinero y una elogiosa carta de presentación para los Reyes Católicos.

El 20 de enero de 1486 consiguió ser recibido por los monarcas,En principio, la junta de técnicos fue contraria a los planes colombinos, por considerarlos erróneos; en efecto, los cálculos de Colón situaban las costas o archipiélagos asiáticos a 750 leguas al oeste de las islas Canarias, lo que realmente era inexacto. Ante la lentitud de la monarquía española en tomar una decisión, el genovés decidió buscar fortuna en Francia.

Durante una nueva audiencia con los soberanos, Colón exigió ser nombrado Gran Al-mirante de la Mar Océana y virrey de todas las tierras que descubriese, además de pedir un 10 por 100 de los beneficios generados por la expedición. Fernando se enfadó y puso fin a la entrevista; Colón, resignado a continuar su peregrinación, emprendió de nuevo viaje hacia Francia. Llevaba dos horas de camino cuando fue alcanzado por un emisario: un judío converso, el tesorero del reino Luis Santángel, había hecho triunfar su causa y convencido a la reina Isabel, ofreciéndose a adelantar el dinero necesario para la expedición. Por fin, el sueño de Colón iba a hacerse realidad.

 

VIAJES DE CRISTÓBAL COLÓN

 

Primer viaje: Descubrimiento de América

El almirante descendió a tierra con el notario real, el capellán y los oficiales; luego se arrodilló, dio gracias a Dios y con gran pompa tomó posesión de la isla en nombre de los Reyes Católicos, mientras grupos dispersos de indígenas, desnudos y aparentemente inofensivos, contemplaban con curiosidad a los recién llegados. Colón escribiría: «Son tan ingenuos y tan generosos con lo que tienen que nadie lo creería de no haberlo visto. Si alguien quiere algo de lo que poseen, nunca dicen que no; al contrario, invitan a compartirlo y demuestran tanto cariño como si toda su alma fuera en ello ...».

Estas gentes fueron posteriormente identificadas como los indios tainos, una etnia desaparecida después.

El 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón junto con los hermanos Martín y Vicente Pinzón y 120 hombres, partió del Puerto de Palos (España) con dos carabelas (La Niña y La Pinta) y una nave (La Santa María). Navegaron hasta las Islas Canarias y de allí partieron al oeste. Al ver pasar el tiempo sin tocar tierra, la desesperación de los tripulantes provocó un amotinamiento que Colón calmó prometiendo que si en tres días no avistaban tierra, regresarían a España.

 
El 12 de octubre de 1492, a las 2 de la mañana, después de 72 días de navegación, el marinero Rodrigo de Triana divisó tierra firme. Cristóbal Colón y su expedición llegaron a la isla que los nativos llamaban Gunahaní, y que Colón bautizó como San Salvador, ubicada en el archipiélago de las Lucayas o Bahamas. Inmediatamente comenzó a explorar la zona y pronto llegó a la actual Cuba, a la que llamó Juana.
 
Colón estaba convencido de haber llegado a las Indias Orientales y por eso llamó "indios" a sus habitantes. Además, con la idea fija de que estaba en Catay, Colón se dio a la tarea de buscar la residencia del Gran Khan, por lo que recorrió parte del norte de Cuba en dirección poniente y llegó a la isla que hoy es de Haití y de la República Dominicana, a la que bautizó como La Española
 
En este sitio, Colón construyó un fuerte con los restos de la Santa María, que se había estrellado contra un arrecife y naufragado. Ese refugio se llamó "Fuerte de Navidad" y fue el primer asentamiento español en América.
 
El 4 de enero de 1493, Cristóbal Colón regresó a España con las dos carabelas que le quedaban, dejando 40 hombres en el fuerte Navidad. En Barcelona, los Reyes Católicos recibieron solemnemente al Almirante, quien llegó mostrando seis aborígenes, algunos frutos exóticos, como la piña, papagayos y algo de oro. El éxito y fama de la empresa expedicionaria de Colón le permitió obtener el financiamiento para un segundo viaje.
 
 
Segundo viaje: la búsqueda de los tesoros de la India
 
 

El segundo viaje de Colón, iniciado en 1493, significó en cierto modo el comienzo de su declive, pues reveló el terrible error que había cometido dejando aquellos cuarenta hombres y puso de manifiesto sus pocas dotes de mando.

 
Con el apoyo de los Reyes Católicos, Cristóbal Colón decide emprender otra expedición ya que estaba convencido de que aún le quedaba lo más importante por descubrir: los tesoros de los pueblos orientales.
 
Colón partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1493, al mando de 17 barcos y 1200 hombres. Cuarenta días más tarde descubrió las Antillas, Cuba y Puerto Rico. Hacia fines de noviembre llegó a La Española y encontró el "fuerte de Navidad" destruido: los 40 voluntarios habían sido asesinados. Entonces fue allí donde Colón fundó la primera ciudad, la cual llamó Isabela, en honor a la reina de España.
 
Parte de la expedición regresó debilitada y enferma a España en 12 barcos. En abril de 1494 Colón siguió explorando el Mar de las Antillas con apenas 3 carabelas. A pesar de sus esfuerzos por encontrar el continente (las Indias, el Japón, el Imperio Chino...), sólo se topó con otra isla (Jamaica) y poco oro. Cuando retornó a Isabela se encontró con graves problemas. Los españoles obligaban a los indios a que les entregaran el oro y se mataban entre sí.
 
Tampoco llegaban buenas noticias de España: muchos de los que habían regresado criticaban a Colón ante la Corte y lo denunciaban como un pésimo administrador en las nuevas colonias de las Indias. El navegante genovés retornó entonces a España. Allí presentó su defensa ante los Reyes Católicos.
 
 
Tercer viaje: el Paraíso Terrenal
 
 
Debido al desprestigio en las Indias y a la difícil situación económica de la Corona, el tercer viaje resulta más complicado que el anterior. Incluso, la falta de voluntarios para acompañar a Colón en su viaje, hizo que la Corona perdonara a los delincuentes que estuviesen dispuestos a embarcarse en este viaje.
 
El 30 de Mayo de 1498, parte de Sanlúcar de Barrameda con seis naves tomando el camino del Sur. El 31 de Julio llegó a la isla de Trinidad. De allí pasó a las costas de Venezuela y finalmente al atravesar el estrecho de la Boca de Sierpes, llega a la Península de Paria. Allí se encontró con indios adornados de perlas y con un paisaje exuberante y, tal como lo revelan las cartas que enviara a los reyes, Colón pensó que había descubierto "El Paraíso Terrenal".
 
El 13 de Agosto abandonan el Golfo de Paria y pasan frente a Tobago y Granada siguiendo rumbo hacia La Española que había quedado bajo el control de sus dos hermanos (Bartolomé y Diego). Se encontró con que los colones españoles se habían sublevado debido a la fiebre del oro, la inadaptación al clima y la severa disciplina impuesta por Bartolomé. Colón hizo entonces ahorcar a varios, pero sólo logró aumentar las rebeliones.
 
Los sublevados, por su parte, informaron a la Corona sobre los abusos y actos de crueldad que cometía la familia Colón en la Isla. En octubre de 1498, Colón envió una carta a los reyes de España solicitando ayuda para dominar la situación.
 
Finalmente, el 23 de agosto de 1500 Francisco de Bobadilla es enviado por la Corona a La Española, para sustituir al virrey y gobernador. Hubo cierta resistencia por parte de Colón y su familia, lo cual obligo a arrestarlos y regresar a España a principios de Octubre.
 
 
Cuarto viaje: El último
 
 
En consideración a sus servicios, la Corte retiró los cargos a Colón y además, recuperó el apoyo para una cuarta expedición. El 11 de mayo de 1502, parte junto con su hermano Bartolomé y su hijo Hernando Colón desde Cádiz con cuatro naves y 150 hombres. El objetivo principal de este viaje era tocar tierra firme y encontrar un paso hacia la zona de las especierías, la antesala a la costa oriental del continente asiático.
 
Durante el viaje las carabelas de Colón sufrieron los ataques del huracán, quedando tres de ellas a la deriva. Sin embargo, siguieron adelante y el 24 de julio se anclaron en una isla del Jardín de la Reina, llegando el 1 de agosto a la América Central a la altura del cabo de Honduras. Desde allí hicieron un recorrido bordeando las costas de Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
 
En Diciembre llegaron al Canal de Panamá en donde se dedicaron a la búsqueda de oro, que según los indios las minas estaban ubicadas exactamente en Veragua. A pesar del esfuerzo, nunca encontraron nada.
 
Sin embargo, en enero llegaron a un lugar rico en oro, en donde fundaron una ciudad, Santa María de Belén, la cual quedaría a cargo de Bartolomé, Plan que fue abandonado, ya que los indios se rebelaron. Así que parten el 15 de abril rumbo hacia el sur, solo con tres de las naves.
 
En el camino, en Puerto Bello renuncian a otra de sus carabelas, prosiguen hasta el actual Cabo Tiburón. El primero de mayo cambian el rumbo hacia el norte y se dirigen hacia La Española. Pero no logran este objetivo y se ven obligados a dejar estos dos barcos en Jamaica. Este naufragio los somete durante largos meses a una vida de constante peligro, sometidos al asedio del hambre y de los indios, hasta llegar a La Española y pedir auxilio al gobernador Ovando. Éste envía una expedición de socorro que logra poner a salvo a Colón y su tripulación.
 
El 28 de junio salen de Jamaica y el 12 de septiembre parten de La Española rumbo hacia España. Finalmente, llegan a Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviembre de 1504. Así concluye la carrera de este marinero audaz, tenaz y valiente, que muere muy enfermo al cabo de un año y medio, el 20 de mayo de 1506, sin tener noción del enorme alcance y trascendencia que habrían de tener sus descubrimientos.

 

Una vez más la travesía se hizo sin contratiempos y en poco más de un mes la expedición, compuesta por una flota de diecisiete naves con mil doscientos hombres a bordo, llegó a La Española. Su misión era establecerse sólidamente en las Indias y ampliar el descubrimiento para alcanzar los territorios de Catay, todo ello bajo las órdenes de Cristóbal Colón.

El almirante reconoció fácilmente el lugar en el que había mandado construir el rudimentario fuerte Navidad: todo había sido incendiado y los cadáveres descompuestos de los españoles asomaban entre los escombros. Al efectuar un reconocimiento del interior de la isla fue encontrado el cacique Guacanagari, pero resultó totalmente imposible obtener de él una explicación del convincente y escrupuloso desastre acaecido.

A partir de ese momento Colón empezó a tener problemas con los indígenas, a quienes amenazó con convertir en esclavos si no le entregaban grandes cantidades de oro y es-pecias, y con sus propios compañeros, descontentos con la realidad de un viaje que debía de ser prometedor para aparecer en extremo dificultoso e incómodo. Colón, alternativamente demasiado duro o demasiado blando ante la conducta de unos y otros, fue incapaz de imponerse: empezó a ser palmario que el gran navegante era un pésimo administrador, iracundo, vengativo e indeciso. tanto que hasta sus colaboradores empezaron a detestarlo Y no perdieron ocasión de criticarlo ásperamente en sus informes a la corte.

Cinco años después, en su tercer viaje, todos estos problemas se acentuaron, hasta el punto de ser designado por los reyes un comisario real, Francisco de Bobadilla, que se trasladó a las Indias con plenos poderes para tratar de poner orden en la gobernación de Colón. Bobadilla, poco cauteloso mandó apresar al genovés y a sus hermanos y los envió a España encontrándolos culpables de varios crímenes, incluyendo los de severidad excesiva e injusticia manifiesta. El almirante regresó a la Península encadenado, y aunque Isabel de Castilla ordenó al saberlo que fuese puesto en libertad inmediatamente, cuando Colón pidió la parte de los beneficios generados por la expedición que según lo acordado le correspondía, los soberanos se mostraron reacios a satisfacer sus demandas. Además, decidieron destituirle de su cargo de gobernador y suprimir sus privilegios, dejándole no obstante los títulos de virrey y almirante.

Su Testamento y Entierro

 
Estatua de Cristóbal Colón en Santo Domingo, obra del escultor francés Ernesto Gilbert.
El 19 de mayo de 1506, un día antes de su muerte en Valladolid, Cristóbal Colón redactó su testamento ante Pedro de Inoxedo, escribano de cámara de los Reyes Católicos. Dejó como testamentarios y cumplidores de su última voluntad a su hijo Diego Colón, a su hermano Bartolomé Colón y a Juan de Porras, tesorero de Vizcaya.
En ese documento aparece citado como almirante, virrey y gobernador de las islas y tierra firme de las Indias descubiertas y por descubrir.
El testamento191 dice:
Yo constituí a mi caro hijo don Diego por mi heredero de todos mis bienes e ofiçios que tengo de juro y heredad, de que hize en el mayorazgo, y non aviendo el hijo heredero varón, que herede mi hijo don Fernando por la mesma guisa, e non aviendo el hijo varón heredero, que herede don Bartolomé mi hermano por la misma guisa; e por la misma guisa si no tuviere hijo heredero varón, que herede otro mi hermano; que se entienda ansí de uno a otro el pariente más llegado a mi linia, y esto sea para siempre. E non herede mujer, salvo si non faltase non se fallar hombre; e si esto acaesçiese, sea la muger más allegada a mi linia.
De donde se entiende que tiene dos hijos, Diego y Fernando, y que el heredero es el primogénito, según la costumbre al uso.
Cita también en el testamento la poca cantidad (un cuento de maravedíes) que los Reyes Católicos pusieron para la empresa del descubrimiento, debiendo él mismo poner una cantidad para el viaje.
Manifiesta asimismo que doña Beatriz es la madre de Fernando, lo que atestigua que nunca se casaron.
Tras su muerte, su cuerpo fue tratado con un proceso llamado descarnación, mediante el cual se quitó toda la carne de los huesos. Se le enterró inicialmente en el Convento de San Francisco (Valladolid) y, posteriormente, sus restos fueron trasladados a la capilla de Santa Ana del Monasterio de la Cartuja en Sevilla en 1509.106 Por deseo de su hijo Diego, fueron mudados de nuevo en 1542, esta vez a Santo Domingo permaneciendo allí por más de dos siglos. Tras la conquista de la isla de Santo Domingo en 1795 por los franceses, se trasladaron otra vez a La Habana y, tras la guerra de independencia cubana en 1898, sus restos fueron trasladados a bordo del crucero Conde de Venadito hasta Cádiz y desde allí hasta Sevilla por el aviso Giralda con destino a la Catedral de Sevilla, donde reposan en un suntuoso catafalco.