SIMON BOLIVAR

En 1783
El 24 de julio de este año nació el Libertador, en Venezuela.
 
1792
De niño, Simón Bolívar quedó huérfano de padre, recibiendo una jugosa herencia. Años después, a la edad de 9 años ,quedó huérfano de madre, razón por la cual se tuvo que ir a vivir con su abuelo materno, Feliciano Palacios.
 

1797
Se forma militarmente como cadete en el Batallón de milicias, adquiriendo una completa educación táctica.

 

Simón Bolívar
 
Caudillo de la independencia hispanoamericana (Caracas, Venezuela, 1783 - Santa Marta, Colombia, 1830). Nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu…) y viajando por Europa. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt. Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas; además, suministró al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos.
 
 
Simón Bolívar
 
En 1810 se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela dirigida por Miranda (aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés). El fracaso de aquella intentona obligó a Bolívar a huir del país en 1812; tomó entonces las riendas del movimiento, lanzando desde Cartagena de Indias un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión, corrigiendo los errores cometidos en el pasado (1812).
 
En 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante en Caracas (de ese momento data la concesión por el Ayuntamiento del título de Libertador). Aún hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Bobes, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15); pero éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.
 
Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). Reunió entonces un Congreso en Angostura (1819), que elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta «Gran Colombia». Luego liberó la Audiencia Quito (actual Ecuador) en unión de Sucre, tras imponerse en la batalla de Pichincha (1822).
 
En aquel mismo año Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran caudillo del movimiento independentista, San Martín, que había liberado Argentina y Chile, para ver la forma de cooperar en la liberación del Perú; ambos dirigentes chocaron en sus ambiciones y en sus apreciaciones políticas (pues San Martín se inclinaba por crear regímenes monárquicos encabezados por príncipes europeos), desistiendo San Martín de entablar una lucha por el poder y dejando el campo libre a Bolívar (poco después se marcharía a Europa).
 
Bolívar pudo entonces ponerse al frente de la insurrección del Perú, último bastión del continente en el que resistían los españoles, aprovechando las disensiones internas de los rebeldes del país (1823). En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica. Los últimos focos realistas del Alto Perú fueron liquidados en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia). Bolívar, presidente ya de Colombia (1819-30), lo fue también de Perú (1824-26) y de Bolivia (1825-26), implantando en estas dos últimas Repúblicas un modelo constitucional llamado «monocrático», con un presidente vitalicio y hereditario.
 
Sin embargo, los éxitos militares de Bolívar no fueron acompañados por logros políticos comparables. Su tendencia a ejercer el poder de forma dictatorial despertó muchas reticencias; y el proyecto de una gran Hispanoamérica unida chocó con los sentimientos particularistas de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales acabaron buscando la independencia política por separado.
 

Presidente de la Gran Colombia

dictador del Perú... Bolívar ve el camino para sus planes poblado de obstáculos, de disensiones. Ordena convocatorias de elecciones, disuelve las Cámaras, cambia gobiernos, pero nada parece funcionar. Como todos los hombres de Estado con mucho poder en sus manos y con plena confianza en sí mismos y en un proyecto, el Libertador cae en la tentación de atajar camino usando los plenos poderes que le habían sido confiados. En mayo de 1826 retira a los municipios peruanos el derecho a elegir a sus prefectos. El siguiente paso será darles poder para que convoquen a los colegios electorales provinciales. De ese modo Bolívar quiere asegurarse la aprobación de una nueva constitución que le refrende como Presidente Vitalicio.

En septiembre Bolívar deja Perú, dejando al cargo a su gobierno para que supervise la aprobación de su constitución. Sin embargo la Corte Suprema rechaza la propuesta. Recurre entonces Bolívar al Cabildo de Lima para que valide las actas de los colegios electorales y quede así aprobada su constitución. Bolívar logra por fin su objetivo, pero su victoria será breve. Diversisas medidas del gobierno del Libertador van haciendo mella en la población: reclutamiento forzoso de peruanos para las "reposiciones" (el reemplazo de las bajas del ejército de Gran Colombia), presencia de tropas grancolombianas en el Perú o el reestablecimiento del Tributo indígena, aunque también implató medidas para asegurar la libertad de los hijos de esclavos o acabar con la mita, el sistema de trabajo semiesclavista de los indígenas. También instauró neuvos colegios nacionales y fundó periódicos, aunque por otro lado aprobaba una nueva Ley de Imprenta que le protegía contra los ataques de la prensa.

Mientras nacía una república con su nombre (Bolivia), en Perú Bolívar combatía a sus opositores políticos con la represión. No eran, sin embargo, razones dictatoriales y egoístas las que le movían, sino una firme decisión de implantar su modelo de Estado, y para ello no dudó en emplear medidas autoritarias. Sin embargo para sus enemigos el Libertador se estaba deslizando rápidamente por la pendiente de la dictadura.

Como si quisiera demostrarles lo equivocados que estaban, Bolívar renunciaba a la presidencia vitalicia en enero de 1827. Veía cumplida su labor, y creía que era hora de poner orden en Venezuela. Allí la crisis económica y la lucha entre federalistas y centralistas estaba ahogando la nación. Además un movimiento independentista cada vez más fuerte abogaba por la separación de la Gran Colombia.

En abril de 1828 se forma una asamblea constituyente en Ocaña para reformar la Constitución de Cúcuta. En la llamada Convención de Ocaña los bolivarianos y los santaderinos tratan de limar asperezas y llegar a un acuerdo para una nueva constitución. Pero las negociaciones llegan a un punto muerto y en junio se da por concluida la asamblea. Los partidarios de Bolívarle aclaman como dictador. El Libertador recogerá el guante. El 27 de agosto aprueba la Ley Fundamental por la que se le nombra dictador vitalicio y que deja sin vigencia a la Constitución de Cúcuta. En septiembre se nombra a Santander Ministro Plenipotenciario ante los Estados Unidos. Una forma de alejar a su principal rival.

La noche del 25 de septiembre el palacio del Gobierno es asaltado. Los partidarios deSantander buscan derrocar a Bolívar e instaurar un gobierno democrático. Tras acabar con los guardias será Manuela Sáenz, la amante de Simón, espada en mano, quien contenga momentáneamente a los intrusos el tiempo suficiente para que el dictador huya por el balcón.

La conjura fracasa, y Bolívar toma sus represalias. Muchos de los participantes son ejecutados. A Santander la pena capital se le conmuta por el destierro. Tras la conjura se acentúa su autoritarismo. Sin embargo sus poderes no puede evitar que la disputa entre Perú y Colombia acaben derivando en un conflicto armado.

Conforme declinan su poder y su gloria así lo hace también su salud. Afectado por la tuberculosis, Bolívar se agota con facilidad y ha de guardar cama cada vez con más frecuencia. En palabras del propio Simón, lo que no deja duda es que me siento sin fuerzas para nada y que ningún estímulo puede reanimarlas.

Después del intento golpista en septiembre Bolívar no duda en gobernar por decreto, ejerciendo son tapujos su poder dictatorial. Sin embargo goza cada vez de menos apoyos, y los acontecimientos prueban ser más poderosos que sus atribuciones. Aunque logra sofocar una rebelión en Nueva Granada, la guerra entre Perú y la Gran Colombia no cesará hasta que sea el propio presidente peruano quien decida proponer un armisticio a cambio de una promes apara estudiar los problemas territoriales del Perú. Mientras tanto Venezuela sigue ardiendo con la yesca de la independencia.

A finales de 1829 el Acta de Caracas firma la ansiada independencia. Se desconoce la autoridad de Bolívar y de su gobierno colombiano. Para las fuerzas independentistas Venezuela ya no forma parte de la Gran Colombia.

Bolívar responde con la convocatoria del Congreso Admirable en enero de 1830. Será su último momento de gloria. El Libertador es recibido con aplausos. Se reunen allí los héroes de las guerras de independencia. Bolívar presenta su renuncia a los poderes que le han conferido, pero su propuesta es rechazada. Su plan es conciliar a todas las partes en pugna dentro del Estado y salvar a la Gran Colombia, una tarea titánica que se antoja imposible. Bolívar sigue siendo El Libertador, una institución y un símbolo de la independencia sudamericana, pero en el Congreso queda patente que políticamente se asemeja a una herramienta que ya no es útil. Su intento de reconducir a Venezuela dentro del redil de la Gran Colombia fracasa. Días después, desde su descanso en su Quinta de Fucha, Bolívar envía su renuncia irrevocable al Congreso. Está enfermo, carente de apoyos, y en el país que ayudó a liberar le consideran un mal, un lastre para el avance de Venezuela como Estado.

Alejado de todo y de todos, viejos amigos como Sucre le escriben las que serán sus últimas cartas. Congresistas afines le piden el retorno, e incluso algún levantamiento tardío y de corta vida le reclaman de vuelta para que arregle los problemas de aquella Gran Colombia que se desmorona. Pero Bolívar rechaza todas las propuestas y parabienes. Piensa en ir a Europa, aunque su renta no le permite vivir cómodamente tan lejos. En Venezuela le quieren fuera del territorio. Los nuevos dirigentes venezolanos exigen como una de las condiciones para establecer negociaciones el que Bolívar abandone su territorio.

Bolívar llega a divisar un puerto para marchar a Jamaica, pero su salud decae. Y llega entonces la noticia del asesinato de Sucre, cuya autoría todavía es objeto de debate. El tremendo golpe moral acelera el declive físico del Libertador. Simón se retira a la finca de un amigo, la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta (en la actual Colombia). Allí su salud irá decayendo cada vez más, hasta que el 17 de diciembre, rodeado de los suyos, fallece en su cama. Tenía 47 años.